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Tradición conservada en la catedral de Turín que atribuye una reliquia de un lienzo (Santa Sindone) a la sábana con que envolvieron el cuerpo de Jesús al bajarlo de la cruz (Lc. 23.53).
La piedad de la Edad Media se encargó de tejer una leyenda en torno a ese lienzo, venido de tiempos medievales y traído del Oriente. La leyenda dice que el rey Abgar V de Edesa (la actual Urfa) se curó de la lepra negra aplicando a su cuerpo el lienzo que envolvió a Jesús. El lienzo quedó escondido en Edesa durante las invasiones de los persas y luego mahometanas y se descubrió en el siglo X oculto en un nicho de la muralla.
En el 944 se trasladó a Constantinopla desde Edesa. Hay un manuscrito del archidiácono Gregorio de Santa Sofía con esa fecha, en Constantinopla, con un sermón sobre la reliquia, primer documento escrito que habla de ella.
Luego los textos y citas se van multiplicando. La pruebas científicas posteriores no dudan de que se trata de un lienzo de una antigüedad cercana el millar de años, con una pintura de un cuerpo inerte. Tiene 4,5 m. de longitud. Perteneció al relicario del palacio imperial de Constantinopla.
En el 2004, con motivo de las cruzadas, desapareció de Constantinopla. Después de diversos avatares y cambios de poseedor, llegó a la familia del Ducado de Saboya en 1453, que la custodió hasta que finalmente recaló en Turín.
El Año 1694 el arquitecto italiano Guarino Gaurini construyó una capilla especial, entre la Catedral de Turín y en el Palacio Real, para guardar y venerar la reliquia y allí quedó hasta el día de hoy.
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